Psicoterapia Asistida con Mascotas

El impacto psicológico que las mascotas pueden tener sobre sus dueños, es algo investigado en profundidad en muchos países occidentales, fundamentalmente en Estados Unidos, Inglaterra, Australia y Francia, aunque hay datos también de investigaciones serias en países latinoamericanos como Colombia, México, Venezuela, Argentina, Guatemala, Costa Rica y Chile. En España ya somos unos cuántos los profesionales que nos dedicamos a esta práctica. Hace muy poco que se considera  como disciplina científica, si de hecho se comenzó a difundir apenas a mediados de los noventa. Hay tantas variables por medir, observar e investigar en esta área de la relación humano-mascota como complicado es el ser humano en toda su dimensión. Y es muy interesante planteárselo desde un punto de vista netamente psicoterapéutico; es decir, llevar a psicoterapia este tema.

La psicoterapia trata de llevar alivio al Ser Humano en momentos de dolor y sufrimiento psíquico a través de técnicas en las que cada profesional de la psicología clínica,  psicopedagogía o psiquiatría, es especialista. Existen diferentes escuelas de psicoterapia muy  establecidas y delimitadas.

Hay descubrimientos de más de 500.000 años de la asociación del homo erectus con ancestros de los perros, que  ya no eran lobos. Pero los estudios más rigurosos datan en unos 30.000 años atrás cuando el ya homo sapiens domestica animales. Ha existido pues, desde siempre, una relación más allá de la de supervivencia entre determinados animales y los seres humanos, y existe la domesticación de animales desde que el hombre pasó de nómada cazador a sedentario agrícola. Podemos deducir de ello, que la relación ser humano/mascota data desde el principio de los tiempos cuando el hombre es considerado homo sapiens y, por tanto, como prueba de que es algo natural e idiosincrásico en él y que de esa manera puede ser llevado a consideración en muchos aspectos del análisis y las respuestas que se puedan darse a la siempre interesante pregunta: “¿Qué es un Ser Humano?”

Cuando se define el papel de los animales de compañía en los hogares, surgen parámetros y conceptos de índole psicológica: compañía, afecto, solidaridad, responsabilidad, consuelo, alivio, catalizador social, lubricante familiar, agradecimiento, amor, etc. Y también apego, humanización, dolor, sufrimiento, miedo a la pérdida, agresividad, aislamiento, antropomorfización, etc. Trataremos de ser muy objetivos al hablar de los pros y los contras de promover esta interacción y muy en especial, de cómo convertirla en psicoterapéutica.

Numerosos autores definen las mascotas como prolongación de ciertos seres humanos. Otros hablan de diferencias en la psicología de los dueños de mascotas, incluso encontrando tipos psicológicos de ser humano por su afición a tener mascotas. Algunos más allá al opinar que es propio de ciertas neurosis humanas tener mascotas. Otros reducen el asunto a que las mascotas sólo  son parásitos del ser humano que, por desnaturalizadas a través de la acción humana, no cumplen ya ninguna función biológica, en la Naturaleza.

Sin embargo, lo que resulta más significativo, dejando a un lado altas reflexiones  filosóficas, es la enorme cantidad de literatura -científica y no científica- que existe sobre los beneficios psíquicos que las mascotas ofrecen a los seres humanos a cambio de su cuidados y de compartir hogar. Son innumerables; abarcan tanto aspectos emocionales como intelectuales, conductuales y sociales. Ofrecen tanto, y ante su aplastante popularidad, que bien hace la ciencia del comportamiento humano, ocupándose de optimizar esta interacción. Aprovecharla para la salud psíquica y por tanto también física, del ser humano y empezar también, por qué no, a descubrirle sus posibilidades, que también las tiene, para la apertura de estados de presencia más conscientes, tan necesitados en estos tiempos que vivimos.

En el urbanismo inatajable, en las cada vez son más grandes ciudades, las mascotas proporcionan fundamentalmente (cuando hay una buena relación, y para ello estamos algunos psicoterapeutas disponibles para sacar de ellas lo mejor), un contacto con nuestra naturaleza salvaje, animal, ancestral y con la Naturaleza en general, para que las experiencias humanas no se conviertan tanto en mero acto reflejo con una estructuración absoluta de sus vidas que les puede hacer caer en el llamado vacío óntico, o de la verdadera naturaleza del Ser.

El contacto con la naturaleza, desde mi punto de vista, es absolutamente imprescindible para una rehabilitación y una aceptación del sí mismo en la totalidad. Las mascotas pueden ayudarnos a encontrar orígenes perdidos que reconocemos en ellos y que podemos incluso traducir a nuestro lenguaje como es: territorialidad, jerarquía, reproducción, instinto, nacimiento, muerte, vida… Las mascotas puedes ser un excelente filón para el mejoramiento de las relaciones familiares, educativas, sociales y laborales, cuando se establece con ellas una relación sana y por tanto extrapolable a otros campos, y de allí que sea un  campo de acción muy útil la mediación entre las mascotas y las personas que lo solicitan.

Las crisis existenciales y de relaciones que vemos a nuestro alrededor, y que nos dedicamos a investigar los profesionales de la salud mental, suelen ser producto de emociones básicas que nos dominan, a veces sin motivos aparentes, como son la rabia, el miedo, la tristeza y de actitudes prepotentes llenas de tensión que facilitan las llamadas enfermedades psicosomáticas al no darle una salida saludable a las  emergencias instintivas, emocionales y/o mentales propias de nuestra naturaleza y de la propia definición de lo que es un ser humano, que nos provocan ansiedad y miedo de los demás y hasta de nosotros mismos. Fácilmente quedamos incompletos sin conocer y experimentar la verdadera naturaleza de nuestro ser. Así es como sobre-reaccionamos ante hechos como la muerte, la pérdida, los presuntos peligros que nos acechan y la sociedad misma se encarga de atiborrar de prejuicios nuestros sistemas de creencias durante nuestra “educación”, que no terminan de facilitarnos nuestra absoluta adaptación a un sistema de vida.

Las mascotas no emiten juicios de valor; no son capaces de interpretar dobles sentidos, ni actitudes cínicas ni hipócritas. Ellas representan la inocencia de la Naturaleza y la maravilla de la creación en seres latientes con necesidades, tipos de conducta, formas de comunicación no verbal, que le pueden ayudar al ser humano a tomar de nuevo contacto consigo mismo, con sus valores, su empatía, su compasión, su escucha atenta y el conocimiento de sí mismo y de los demás, a través de una orientación profesional sobre cómo optimizar sus relaciones con ellas, y, en caso de crisis, se obtienen resultados espectaculares en psicoterapia, cuando hay como co-terapeuta una mascota. Como parte del repertorio de herramientas que el psicoterapeuta lleva a consulta.

Ambos aspectos de esta aproximación son bien interesantes y están en la línea de aproximaciones al ser humano desde la psicología humanista y transpersonal que coinciden en una visión holística en la que los aspectos físicos, psíquicos y espirituales no son disociables en ningún momento, sino que permiten que por fin encaje una visión del ser humano en la que podamos encontrar referencias que valgan para una mejor adaptación, aceptación, relajación y, por tanto, alivio sustancial del sufrimiento.

La psicoterapia con mascotas forma parte fundamental de una aproximación hacia la salud integral del Ser Humano, aprovechando una coyuntura específica del mismo, como es su relación con otros seres con los cuales comparte hogar y con los cuales tiene o tendrá una relación estrecha, comunicativa, cotidiana, simbiótica e íntima que le podrá proporcionar un contacto con el “darse cuenta”, el conocimiento de sí mismo y los demás para poder establecer mejores relaciones, más armonía y paz en su vida cotidiana íntima y familiar, siempre y cuando haya consciencia, observación, curiosidad, capacidad de asombro y estudio de la conducta humana y animal, con el conocimiento de que  ambos proceden de un tronco común directamente relacionados con la naturaleza tanto compartida como específica de cada especie. El estudio y observación, así como el respeto a su medio y la consideración como iguales en esta experiencia de vida, le proporcionará al Ser Humano nuevas referencias sobre sí mismo y sobre la interpretación de su mundo y las relaciones con los demás.





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